Las protagonistas pertenecen a una generación de pibas que encabezó la emergencia de “la marea feminista” con una profunda revisión de los vínculos entre géneros, las relaciones de poder y sus propias identidades. La película toma su nombre del espacio “Pibas superpoderosas” que las alumnas crearon en la escuela para acompañarse y visibilizar situaciones de abuso y machismo en esos años.